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20/05/2025

El plástico llega al interior del cerebro humano: por qué se sospecha de los alimentos ultraprocesados

Fuente: telam

Científicos de diferentes países consideran que la presencia de partículas plásticas en el organismo debería motivar más investigaciones sobre sus efectos en la salud. Cómo se puede reducir el riesgo

>Los seres humanos están expuestos a microplásticos y nanoplásticos través de los alimentos, el agua potable y el aire. Pueden entrar en los órganos del cuerpo e incluso al Los microplásticos y los nanoplásticos son diminutas partículas que derivan del desgaste de artículos plásticos o de productos diseñados deliberadamente en microescalas.

Un adulto puede llegar a tener el equivalente a una cuchara de plástico estándar en los tejidos del cerebro, según demostró un estudio publicado en la revista Ahora, los editores de la revista Eso significa que el ingreso de las partículas a través del uso y el consumo de ultraprocesados podría estar contribuyendo potencialmente al aumento de las tasas mundiales de depresión, demencia y otros trastornos mentales.

“Para prevenir ese impacto, es necesario adoptar un enfoque integral que abarque la producción, el consumo y la regulación, todo basado en resultados de la investigación científica”, comentó el científico.

“El aumento de los niveles de microplásticos y nanoplásticos (MNP) en el tejido cerebral humano es alarmante, sobre todo en pacientes con demencia”, escribieron en uno de los artículos publicados en Brain Medicine, editada por Genomic Press, los científicos Nicholas Fabiano, Brandon Luu, y David Puder, que pertenecen a instituciones de Canadá y Estados Unidos.

Los alimentos ultraprocesados, según la definición del sistema de clasificación Nova, son productos alimenticios altamente industrializados que incluyen ingredientes extraídos o sintetizados, como conservantes, colorantes o sabores artificiales.

Ejemplos comunes son los refrescos o gaseosas, las comidas instantáneas y los alimentos precocidos como nuggets de pollo.

Ese tipo de productos presentan concentraciones significativamente más altas de microplásticos en comparación con los que no son procesados.

Por ejemplo, ya se detectó que los nuggets de pollo (que son empanizados y fritos) contienen hasta 30 veces más microplásticos por gramo que la pechuga de pollo sin procesar.

Ya se han realizado estudios en animales y en cultivos celulares que demostraron que los microplásticos inducen estrés oxidativo y alteraciones en el metabolismo celular y en el sistema inmune.

Estos mecanismos también se han relacionado con trastornos del sistema nervioso central, como la depresión.

Por otro lado, dietas ricas en alimentos no procesados, como el modelo de dieta mediterránea, mostraron beneficios importantes para la salud mental.

En el marco del Los investigadores sugieren desarrollar un Índice de Microplásticos Dietéticos (DMI) que permita cuantificar el consumo de microplásticos a través de la dieta y estudiar sus impactos longitudinales en la salud mental.

“A medida que aumentan los niveles de ultraprocesados y microplásticos, y con ellos los problemas de salud mental, es crucial seguir investigando esta interacción”, señalaron.

Estas evidencias sugieren la necesidad de redirigir hábitos alimenticios hacia opciones más naturales para reducir riesgos y mejorar el bienestar general.

Asimismo, es fundamental “desarrollar normas que establezcan cuáles son los límites máximos aceptables de microplásticos en alimentos. Aún no hay casi avances sobre ese aspecto”, resaltó.

Además, sostuvo que “las políticas públicas deberían incorporar el problema en las agendas de salud y alimentación, al exigir mayor transparencia a la industria alimentaria y al promover cambios estructurales en la forma en que producimos y consumimos alimentos”.

También en la revista Se trata de la “aféresis terapéutica extracorpórea”, una técnica que filtra la sangre fuera del cuerpo, y podría tener el potencial de eliminar las partículas microplásticas de la circulación humana.

“Aunque tenemos que reducir nuestra exposición a los microplásticos eligiendo mejor los alimentos y los envases, también necesitamos investigar cómo eliminar estas partículas del cuerpo humano”, señaló Bornstein.

Fuente: telam

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