La postura oficial equivale a tratar de impedir que los sindicatos recompongan los sueldos luego de que la suba de la inflación de marzo, que alcanzó el 3,7%, produjo un desfase ante acuerdos salariales firmados por debajo de esa cifra. A la vez, el Gobierno procura que las empresas se comprometan a no aumentar los precios para frenar los reclamos sindicales y lograr que baje el costo de vida.

La decisión de no homologar el acuerdo de Comercio derivó en críticas de un dialoguista como Cavalieri: “¿Tener salarios que aumentan 1,5% o 1,7% es realmente un peligro para la estabilidad que busca Milei? Si es así, estamos en una situación muy delicada >El líder sindical afirmó que su sector arrastra una pérdida salarial del 20% en el primer trimestre y anticipó: “Esperamos convencer al sector empresario de que pague igual el aumento. No es una diferencia abismal. Para un supermercado, pagar un 1% de aumento salarial no es una catástrofe >Sin embargo, el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), Juan Vasco Martínez, consideró que, al detallar el acuerdo salarial, el sindicato “curiosamente omite la incidencia de las sumas fijas (la última de las cuales se incorpora al salario) en los “incrementos reales” y que dan un resultado final de aproximadamente un 9,6% de aumento entre los porcentajes y las sumas fijas, con lo cual no se discute un 1% como dice Cavalieri >Desde la Cámara de Supermercados Mayoristas (CASMA), por su parte, reiteraron su “preocupación porque no somos citados para negociar y después tenemos que hacernos cargo de los mayores costos que conllevan estos acuerdos” y alertaron que “si se otorga un aumento del 9,6% que, además, incrementa las contribuciones patronales, estos mayores costos serán trasladados a precios, con impacto directo en la capacidad de compra de todos los ciudadanos”.