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07/05/2025

El taxista que organiza ollas populares en un barrio de Rosario y sueña con hacer un merendero comunitario

Fuente: telam

Federico Guerrero impulsa un proyecto “Taxista en Acción” en Villa Oculta, un barrio olvidado donde viven unas 300 familias en condiciones de extrema precariedad. Su historia en el Día del Taxista

>El espíritu bondadoso que lo hace mirar a los ojos del otro y ver la necesidad siempre acompañó a Federico Guerrero. Una tarde como tantas otras, llegó a un bar de Rosario para tomar un café con sus colegas, mientras descansaba un rato de la jornada de trabajo del taxi. Una propuesta de la que se habló en esa mesa le dio un nuevo motivo y su vida cambió de rumbo.

Así se formó Taxistas Solidarios en Acción. Empezaron repartiendo comida por las calles del centro. Pero al poco tiempo entendieron que el hambre no era solo una cuestión de alimentos, sino de escucha y presencia. A veces lo que necesitan no es solo la comida, sino que alguien los mire, los escuche, que les pregunte cómo están. Por eso empezaron a acercarse a los barrios más olvidados, porque allí estaban muchas familias que la pasaban mal.

Atendiendo a esa necesidad ampliaron la mirada: el grupo empezó a internarse en las villas de Rosario. Ludueña, Empalme, Saladillo, Mangrullo, Zona Cero. Y luego Villa Oculta, donde Federico decidió quedarse, pese a que dos veces, su tarea solidaria le costó su trabajo. “La gente vive en extrema pobreza. El barrio está habitado por unas 300 familias. Cada familia tiene entre dos y tres chicos como mínimo. Las calles son de tierra, la mayoría no tiene luz, muchos no tienen agua. Las casas tienen piso de tierra, paredes de tablones y techos de nailon. Así, bien humilde”, resume.

Desde 2006, cada 7 de mayo se celebra en Argentina el Día del Taxista, fecha que coincide con el nacimiento de Eva Perón, impulsora del Sindicato de Taxistas Argentinos, en 1950, y con la firma del primer convenio colectivo de trabajo que reguló la actividad.

Con el tiempo, el trabajo de los taxistas solidarios sufrió las consecuencias del crecimiento de las apps de viajes, lo que hizo que la demanda e ingresos del grupo cayera al punto de obligar a muchos a cambiar de oficio. “Cada vez había menos laburo en el taxi. Algunos se quedaban sin trabajo, otros se bajaban del proyecto. Se fueron yendo de a uno o de a dos. Hasta que un día quedamos seis. Y después quedé solo”, dice del proyecto que ahora se llama “Taxista en Acción”, porque él no se detuvo.

Eso lo puso en la posición de elegir con qué proyecto solidario quedarse y encararlo solo. “Seleccioné un solo lugar para ayudar. El más pobre y carenciado que hay acá en Rosario es Villa Oculta. Me quedé ahí”, reconoce emocionado.

Allí, comenzó a organizar meriendas semanales. También juntó donaciones de ropa y armó un festejo para el Día del Niño, inolvidable para todos los más chicos. “Hice una rifa para costear todo y junté apenas la mitad de lo que gasté, pero me ayudó un montón. Llevé peloteros gigantes, un DJ, un pochoclero, tres barberos amigos que fueron a cortarles el pelo a los chicos y a los grandes del barrio. También hubo globología, pintacaritas, chocolatada, juguetes, golosinas. Mi familia siempre estuvo, siempre colaboró”, dice orgulloso del logro.

“Festejé también el primer día del barrio, que tiene trece años. Nadie lo había festejado antes”, cuenta asombrado y sabiendo que con su trabajo está cambiando la realidad del barrio. También se ocupó de tener todo listo para el regreso a clases: “Entregué 165 kits escolares. Fue para el inicio de las clases. Entre colectas de dinero, rifas y gente que colaboró, se pudo hacer”.

Todo lo hace a pulmón: “Yo alquilo el auto por día, entonces me organizo. Si tengo que hacer algo en el barrio, ese día salgo a laburar a las 4 de la mañana. Corto a las 15, voy al barrio, hago lo que tengo que hacer y termino a las 19. Y después sigo trabajando unas horas más. Me organizo con los horarios, aunque a veces se complique. Con voluntad y esfuerzo se puede”, confiesa.

Pese a que realiza una tarea altruista, esa acción lo llevó a perder dos veces el trabajo. “Tuve problemas dos veces con los dueños del taxi y me quedé sin trabajo por lo que hago”, cuenta hasta incrédulo de lo que debió vivir. La primera vez fue porque el dueño del vehículo, que sabía que realizaba esa tarea solidaria, lo vio mientras le realizaban una entrevista en vivo para un canal local.

Eso colaboró para que la ayuda llegara. “A veces recibo ayuda de alguien que me conoció por alguna nota en Rosario, porque ven lo que hago en mi Instagram. Me escriben y dice: ‘Quiero ayudarte‘. Pero la mayoría es fruto de mi trabajo y del apoyo de mi familia”, reconoce.

Federico compró un terreno fiscal en cuotas dentro de Villa Oculta. Allí proyecta construir un comedor comunitario para que no haya día sin que niñas, niños ya adultos se queden sin comer porque no pueden cocinarles.

Para ese fin, recibió donaciones de ladrillos y bolsas de plástico, pero el camino por recorrer hasta finalizarlo es largo. “Todavía me falta dinero o donaciones para hacer el piso, para levantar la otra mitad de las paredes y el techo. Lo que necesito son materiales de construcción: bolsas de cemento, ladrillos, arena, plástico, vigas. Todo lo que sea para edificar el comedor”, cuenta y dice que para tener la comida necesaria siempre se las arregla. “Mi familia está siempre al lado, ayudándome y haciendo también que lo que se recibe rinda”.

En Villa Oculta lo esperan los chicos y un sueño. Uno que, a fuerza de trabajo y madrugadas, empieza a levantarse sobre la tierra, muchas veces mojada, y hasta perdida debajo del agua.

*Para colaborar con Taxista en Acción y Villa Oculta, puede hacerlo al alias 2452.mp o contactar a Federico por mensaje privado vía

Fuente: telam

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