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23/04/2025

El día que se anunció el descubrimiento del virus del sida: el hito de la ciencia y la promesa de una vacuna que no llega

Fuente: telam

El 23 de abril de 1984, en una conferencia de prensa en Washington, Margaret Heckler, la secretaria de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, respaldada por el equipo del científico Robert Gallo, contó que se había identificado el virus que causaba el síndrome

>“Se ha encontrado la causa probable del SIDA: una variante de un conocido virus canceroso”, dijo ante la prensa Margaret Heckler, secretaria de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, junto al destacado virólogo Robert Gallo, que desempeñó un papel fundamental en la identificación del causante del virus. Era el 23 de abril de 1984.

Heckler destacó que, además de haber identificado el agente, se había desarrollado un proceso para producir el virus en grandes cantidades, lo que permitiría la creación de una prueba sanguínea para detectar la infección con alta precisión. También expresó su optimismo al afirmar que, con base en estos avances, se podría desarrollar una vacuna contra el sida en un plazo de “aproximadamente dos años”. Hasta el momento, esa es la deuda pendiente.

En 1984, el sida ya era una pandemia que Aunque los primeros casos fueron identificados en 1981, la comunidad científica aún no comprendía las causas del sida. Hasta entonces, se trataba de una enfermedad misteriosa por la que morían personas de forma fulminante. El virus atacaba el sistema inmunológico y dejaba a las personas afectadas vulnerables a distintas infecciones que podía afectarlos de manera letal.

Así se inició el camino de la incertidumbre a la esperanza: el equipo del Instituto Pasteur en Francia, liderado por Luc Montagnier y Françoise Barré-Sinoussi, había comenzado a investigar el SIDA en 1982, tomando muestras de ganglios linfáticos de pacientes en las primeras fases de la enfermedad. En mayo de 1983, Montagnier y su equipo publicaron en la revista Science el descubrimiento de un nuevo retrovirus, al que llamaron LAV (Lymphadenopathy-Associated Virus), aunque en esa etapa aún no podían asegurar que fuera la causa del sida.

A pesar de la prudencia de los franceses, este hallazgo fue uno de los primeros pasos en la identificación del virus. “Durante un año sabíamos que teníamos el virus correcto, pero nadie nos creía y nuestras publicaciones fueron rechazadas”, recordó Del otro lado del océano, en los Estados Unidos, el virólogo Robert Gallo y su equipo del Instituto Nacional del Cáncer también trabajaban en dar con la pista de un retrovirus como posible causante del sida. Gallo, conocido por sus investigaciones sobre virus relacionados con el cáncer, presentó en 1984 su descubrimiento del HTLV-III, un retrovirus que, según él, causaba el sida.

Ese anuncio fue recibido con mezcla de esperanza y escepticismo en el plano político y científico: en los Estados Unidos se celebraba el avance mientras que en Francia el equipo de Montagnier respondió que el virus identificado por Gallo era, en realidad, el mismo que habían descubierto en su laboratorio, y que el HTLV-III y el LAV eran la misma entidad. Y era cierto: los dos equipos coincidieron en que se trataba del mismo virus y comenzó la disputa sobre la paternidad del hallazgo, que se prolongó durante años.

En 1987, esa disputa se resolvió con un acuerdo internacional y ambos equipos fueron reconocidos como codescubridores del virus del sida. Ese descubrimiento del VIH fue el primer paso crucial en la lucha contra el SIDA, aunque el camino por recorrer era largo y complejo. Identificarlo significó comenzar con el desarrollo de pruebas de diagnóstico, que lograron hacer una diferencia fundamental en cómo se manejaba la enfermedad.

En junio de 1981, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos reportaron los primeros cinco casos de un tipo raro de neumonía en hombres jóvenes homosexuales que vivían en Los Ángeles. En el imaginario social aún no había lugar para pensar que ese fue el inicio de una pandemia que marcaría visceralmente al mundo. Desde entonces, el VIH/SIDA se cobró las vidas de más de 42 millones de personas, según ONUSIDA, y generó un impacto social que obligó a transformar los sistemas de salud, las leyes y hasta las relaciones humanas, sobre todo los encuentros sexuales.

Al año siguiente, en 1982, comenzó a usarse el término SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) cuando la enfermedad fue reconocida oficialmente por la comunidad médica. En ese momento, los médicos y científicos veían un patrón común de síntomas en los pacientes que presentaban infecciones “raras”.

Sin embargo, la lucha contra el VIH/SIDA no terminó. Pese a los tratamientos, el acceso a la atención médica sigue siendo desigual, especialmente en países en desarrollo. Además, la estigmatización y la discriminación continúan siendo barreras significativas para el control de la epidemia.

Tampoco se logró descubrir una vacuna efectiva contra el sida. A pesar de los avances significativos en la investigación, el desarrollo de una vacuna para prevenir el VIH sigue siendo uno de los mayores desafíos en la medicina.

Fuente: telam

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