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26/03/2025

Violaciones grupales, ejecuciones y profanaciones post mortem: el impactante informe del Parlamento británico sobre el ataque de Hamas del 7 de octubre

Fuente: telam

La investigación sobre el ataque terrorista expone una ofensiva planificada con ensañamiento deliberado, enfocada principalmente en objetivos civiles israelíes. El documento completo

>Parlamentarios británicos elaboraron un impactante informe de más de 300 páginas que documenta con pruebas forenses, testimonios e imágenes los crímenes cometidos por El documento titulado The 7 October Parliamentary Commission Report, conocido también como The Roberts Report, fue elaborado por la Comisión Parlamentaria del 7 de Octubre, presidida por Lord Andrew Roberts of Belgravia e integrada por miembros de ambas cámaras del Parlamento británico.

Redactado entre enero de 2024 y enero de 2025, la investigación busca preservar un registro histórico riguroso de los ataques ocurridos el 7 de octubre de 2023, frente al surgimiento de narrativas que niegan o distorsionan los hechos. “Este informe busca asentar pruebas irrefutables, ahora y para el futuro, de que casi 1.200 personas inocentes fueron asesinadas por Hamas y sus aliados, en escenas de barbarie que no se veían desde la masacre de Nankín en 1937″, afirma en su introducción.

El informe establece que esta ofensiva representa el mayor asesinato masivo de judíos desde el Holocausto, y lo sitúa como el tercer atentado terrorista más mortal a nivel global en términos absolutos, y el más mortífero per cápita, ya que uno de cada 10.000 ciudadanos israelíes fue asesinado ese día.

Los métodos de asesinato fueron múltiples y deliberadamente crueles: disparos a quemarropa, incendios, granadas, armas antitanque (RPG), mutilaciones y asfixia. Muchos cadáveres presentaban signos de violencia sexual, profanación post mortem y otras formas de ensañamiento. De hecho, la identificación de víctimas se vio dificultada por el estado de los cuerpos, y en muchos casos solo pudieron ser identificadas meses después mediante fragmentos dentales o restos óseos.

Las consecuencias del ataque se extendieron más allá del número de muertos. Según el informe, Israel vivió una situación de trauma colectivo, con casos de estrés postraumático (PTSD) y suicidios que llevaron a los expertos a calificar los hechos como un “trauma de masas” para la sociedad israelí.

Según la reconstrucción de los parlamentarios británicos, el ataque comenzó a las 6:29 horas, con el disparo masivo de cohetes desde la Franja de Gaza hacia el sur de Israel y otras regiones del país. Este bombardeo inicial buscó saturar el sistema de defensa aérea y paralizar la capacidad de respuesta. Se contabilizaron 3.873 cohetes lanzados solo ese día, más otros 987 en los dos días siguientes. Las alarmas se activaron en 498 comunidades, afectando al 75% de la población israelí.

La ofensiva se dirigió contra 55 objetivos, que incluyeron: 32 comunidades civiles (kibutzim y moshavim), 3 ciudades (Sderot, Ofakim y Netivot), 2 festivales de música (Nova y Psyduck), 15 instalaciones militares, y múltiples intersecciones clave de rutas, entre ellas la carretera 232, utilizada por civiles como vía de escape.

La violencia no se limitó a zonas rurales. En Sderot, 13 jubilados fueron asesinados en una parada de autobús. En Ofakim, los atacantes penetraron 21 kilómetros dentro de Israel. En Netivot, aunque la infiltración terrestre fue repelida, varios civiles murieron por impacto de cohetes.

Uno de los focos más letales fue el Festival Nova, cerca del kibutz Re’im. Más de 370 jóvenes murieron, algunos ejecutados mientras huían por campos, otros emboscados en la carretera 232 o asesinados dentro de refugios de hormigón donde se ocultaban. Los atacantes controlaron intersecciones clave, convirtieron los caminos en zonas de emboscada y dispararon a vehículos civiles con armas automáticas y granadas.

En paralelo, las fuerzas de Hamas asaltaron bases militares como Nahal Oz, donde mataron a 50 soldados, entre ellos 15 observadoras desarmadas. También atacaron el puesto de mando de la División Gaza en Re’im, estaciones policiales como la de Sderot, y cruces fronterizos como Erez y Kerem Shalom, dejándolos fuera de servicio.

El informe parlamentario documenta una serie de atrocidades sistemáticas cometidas por los atacantes del 7 de octubre, que incluyeron asesinatos deliberados, violaciones grupales, mutilación de cadáveres, tortura, secuestro y destrucción intencional de hogares. La Comisión hace énfasis en que civiles fueron el objetivo central de la operación, y que las acciones perpetradas estuvieron marcadas por “un ensañamiento intencional y recurrente”.

Las víctimas fueron ejecutadas mediante disparos a quemarropa (incluidos bebés y ancianos), incendios intencionados en viviendas con personas dentro, ataques con granadas lanzadas a refugios sellados, misiles RPG dirigidos contra vehículos en fuga o casas, asfixia, y ejecuciones tras tortura.

Uno de los aspectos más destacados del informe es la documentación de violencia sexual sistemática. La Comisión cita testimonios, imágenes forenses, informes médicos y observaciones de campo que revelan violaciones múltiples de mujeres vivas y de cadáveres, mutilación genital, cuerpos hallados atados de manos y desnudos o parcialmente desnudos de cintura para abajo, frecuentemente con disparos en la cabeza.

Los rehenes fueron golpeados, atados, arrastrados por el suelo, subidos a motos o camionetas. En algunos casos, fueron filmados por sus captores durante la captura y difusión del material en redes sociales. El informe también documenta abusos durante el secuestro como padres forzados a separarse de sus hijos, niños transportados con desconocidos sin asistencia médica y ancianos llevados heridos y sin atención.

También se constataron intentos de decapitamientos improvisados con herramientas domésticas, como un caso en Nir Oz, donde un civil gazatí intentó decapitar a un trabajador tailandés con una azada de jardín.

Los atacantes, tanto armados como civiles, saquearon viviendas, robaron vehículos, televisores, alimentos, ropa, dinero y objetos personales. En varios kibutzim se utilizó acelerante de fuego para incendiar casas con personas dentro o para borrar evidencia. En algunos lugares, las llamas ardieron durante días. También se registraron robos organizados de maquinaria agrícola y armas comunitarias, especialmente en los depósitos de los escuadrones de seguridad civiles (kitat konenut).

El sitio más golpeado de todo el 7 de octubre fue el Festival de Música Nova, un evento con miles de jóvenes reunidos cerca del Kibutz Re’im. Según el informe, allí fueron asesinadas 375 personas, la mayoría de ellas menores de 30 años. Además, 9 cuerpos fueron secuestrados a Gaza.

Los atacantes utilizaron armas automáticas, RPG y granadas. Muchos asistentes fueron emboscados en sus vehículos o ejecutados en refugios portátiles (miguniot) con granadas lanzadas al interior, como ocurrió en el caso del británico-israelí Aner Shapira, asesinado tras devolver siete granadas antes de ser alcanzado por una octava.

La ruta 232, principal arteria vial de la Franja de Gaza al interior de Israel, fue convertida en El informe detalla cómo los atacantes bloquearon el tránsito, dispararon a vehículos civiles en movimiento, utilizaron drones y francotiradores, y ejecutaron a personas ocultas en los refugios viales.

Los ataques a instalaciones del Ejército israelí (IDF) fueron simultáneos y dirigidos a inutilizar la capacidad de respuesta inicial. Según el informe, más de 150 soldados fueron asesinados, y docenas fueron secuestrados.

Estos ataques, explica la investigación, tuvieron un efecto cascada: dejaron sin defensa activa a las comunidades cercanas, impidieron la llegada rápida de refuerzos y multiplicaron el número de víctimas civiles.

El ataque del 7 de octubre fue planificado, liderado y ejecutado principalmente por Hamas, a través de sus Brigadas Izz al-Din al-Qassam y su unidad de élite Nukhba, conformada por combatientes seleccionados mediante pruebas y entrenados durante años para incursiones en comunidades israelíes.

Hamas desarrolló este operativo en secreto, según el informe, ocultándolo incluso a gran parte de sus propios cuadros. Los combatientes fueron informados de su papel solo horas antes del ataque. La estructura del plan fue diseñada por los máximos dirigentes del grupo, incluyendo a Yahya Sinwar (jefe de Hamas en Gaza) y Mohammed Deif (comandante de las Brigadas al-Qassam). El 7 de octubre a las 7:18, Deif anunció el inicio del operativo mediante un mensaje pregrabado y afirmó que ya se habían lanzado más de 5.000 cohetes.

El informe documenta con imágenes y testimonios la participación de civiles palestinos provenientes de Gaza, quienes saquearon viviendas, robaron vehículos y, en algunos casos, tomaron parte activa en agresiones y secuestros. Algunos civiles golpearon a rehenes, como en el caso de Yarden Bibas, rodeado por una multitud desarmada.

También se identificaron periodistas y camarógrafos civiles que acompañaron o registraron ataques y secuestros, vendiendo posteriormente esas imágenes a agencias internacionales o difundiendo contenido gráfico en redes sociales.

Uno de los aspectos más distintivos del ataque del 7 de octubre fue el uso sistemático de medios digitales por parte de los perpetradores para documentar, difundir y glorificar sus acciones en tiempo real. Según el informe parlamentario, la magnitud de la violencia fue amplificada no solo por su ejecución, sino por su exhibición pública planificada, en lo que se describe como un “teatro del terror en línea”.

Estas grabaciones fueron subidas a Telegram, y en ocasiones también a plataformas como Facebook, Instagram o X, aunque estas últimas eliminaron parte del material por sus políticas de moderación. El informe subraya que buena parte de las pruebas audiovisuales sobre violaciones, asesinatos y profanaciones provienen de los propios perpetradores.

Según la comisión británica, este contenido tenía tres funciones principales:

    En el informe se detalla cómo los materiales eran etiquetados con frases como “victorias gloriosas” o “venganza por Al-Aqsa”, acompañados de música épica o cánticos religiosos. El informe, además, identifica la presencia de fotógrafos civiles y periodistas afiliados a medios de Gaza o canales internacionales, algunos de los cuales acompañaron a los atacantes, registrando secuestros y ejecuciones, vendieron imágenes a agencias internacionales o subieron material gráfico de cuerpos desfigurados, como el de la joven israelí alemana Shani Louk, a plataformas públicas.

    Fuente: telam

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