15/03/2025
Chayas riojanas, la broma al Flaco Traverso y en qué fue un pionero: las mejores anécdotas de Carlos Menem Jr. en el automovilismo

Fuente: telam
A 30 años de su muerte, el recuerdo de quienes lo conocieron. Cómo se ganó un lugar en el ambiente. De hacer trámites en un taller a ganar en el Mundial de Rally. “Tenía un futuro enorme”, afirman
>El 15 de marzo de 1995 Carlos Saúl Facundo Menem Yoma murió luego de que el helicóptero que piloteaba impactó en un campo cercano a la Ruta 9, en el kilómetro 211,5, entre Ramallo y San Nicolás. Lo acompañaba Silvio Héctor Oltra, quien también perdió la vida. Ambos se dirigían a Rosario para vivir su pasión, el automovilismo, ya que allí corría el TC 2000. El recordado riojano logró superar los prejuicios por ser el hijo del Presidente y a base de esfuerzo se consolidó en el Rally, esa disciplina que tanto amó. Fue campeón y se destacó a nivel local y llegó a ganar en su categoría en el Campeonato Mundial. También fue uno de los pioneros en la preparación física y tenía un gran futuro.
En sus comienzos estuvo en el equipo de Ernesto Soto, uno de los mejores exponentes de Rally en nuestro país. Era uno más de la estructura y no tenía ningún problema si debía ir a comprar repuestos u otros trámites. Quiso aprender y logró protagonismo. Luego de otras participaciones mundialistas en Córdoba, en 1989 armó su propio equipo y corrió en el Rally Regional. Tuvo como “padrinos” a El Rally siempre fue un gran amor de Carlitos. Una vez le preguntaron por qué su elección de esta especialidad en lugar de la pista, más allá de haber demostrado sus condiciones en el asfalto, y respondió: “Me gusta más el peligro, el derrape del auto constante y eso uno lo vive en el Rally”. Infobae habló con tres protagonistas que lo conocieron y cuentan cómo era Menem Jr. arriba y abajo del auto.
Martín Christie es uno de los navegantes más importantes en la Argentina y “Era un colaborador más. Era muy agradable conmigo. Nos llevábamos muy bien. Después armó su estructura propia en Buenos Aires y empezó a correr en el Rally Regional. Ahí medio que nos distanciamos y cuando él comenzó a correr en el Mundial con el equipo Top Run nos volvimos a encontrar. Luego también con el Mike Little en la época del Ford Escort”, agrega.Ya en el Rally Argentino se impuso en el Rally de La Rioja, fue segundo en el histórico Día de la Bandera (Córdoba) y venció en el Rally de Concepción del Uruguay, pero fue desclasificado, lo que lo hizo retornar al certamen Regional, donde logró el título. Mientras tanto, se consagró campeón Sudamericano.Su ascenso fue de la mano del experimentado navegante Víctor Hugo Zucchini y a esa altura ya había disputado otra edición del Mundial en la Argentina, ya con un Lancia Delta Integrale del Grupo N, también conocido Grupo de Producción. Era la segunda categoría del certamen ecuménico en el que fue tercero en 1992 tras ganar en la Argentina y Portugal.En 1993 pegó el salto a la divisional superior del Mundial, el Grupo A, y corrió con un Ford Escort RS Cosworth con el que fue quinto en la clasificación general en la Argentina. En 1994 fue su última temporada completa y compitió con un con un Escort Cosworth RS Cosworth del equipo de Mike Little. Corrió en Portugal, Acrópolis y Argentina, pero sólo terminó en el segundo, en 11ª posición.La experiencia de Christie lo ayudó bastante a Menem Jr. “Solía tener algunos problemas por rotura de suspensión y cosas por el estilo. Entonces esa vez le dije ‘pero con lo que pagan ustedes el auto lo tienen que tener fresco (repuestos nuevos) permanentemente’. Entonces le digo ‘si vos me dejás a mí, yo voy a pedir una caja original, pero que sea nueva y que le cambien toda la suspensión delantera. Me dijo ‘Martín, hacé lo que quieras’. Entonces, trazamos una estrategia y le digo ‘Carlitos, esto es una carrera tipo Endurance. Los autos del Grupo N se rompen y siempre hay que ir tranquilo’. Le pedí al equipo que ‘no le den toda la presión de turbo al auto. Total, acá hay que andar y andar. No es una carrera sprint de 100 kilómetros y cuando probamos el auto en el shakedown (última prueba previa a la largada) y el auto era uno ahí y otro en la carrera. Ya en competencia le digo a Carlitos ‘tenemos que seguir a este ritmo’. Y así fue, ya que anduvimos bien”, destaca Martín quien apunta que Menem “siempre muy abierto para trabajar”.
Afirma que “fue una pena muy grande su pérdida porque Carlitos me había dicho que después de las Elecciones de 1995 se quería dedicar al Mundial y hacer eso, nada más. Él ya tenía el equipo y todo eso instalado en San Isidro frente al hipódromo. Desgraciadamente falleció. Todo su plan quedó trunco”.Abajo del auto era una persona simpática y revela una particular anécdota: “A Carlitos le gustaba cantar las chayas riojanas. Sabía dos o tres temas completos. Le ponía mucho énfasis. Lo hacía bien y de forma divertida. Probábamos alguna cosa por el estilo y por ahí salía alguna palabra o alguna frase”. Al respecto apunta que “era muy divertido y simpático. Era el hijo del Presidente, pero en esto del rally era uno más. Era un pibe muy tranquilo, auténtico, muy piola. Era un gusto andar con él en el auto”.
“Yo creo que Carlitos tenía el tiempo, las posibilidades, todos los medios para correr y lo hizo. Manejaba muy bien y se manejaba muy bien también abajo del auto. Tuvo presupuesto, pero todo lo que consiguió fue producto de todo su esfuerzo más allá de su posición”, concluye.
Miguel Ángel Guerra llegó a la F1 en 1981. Fue múltiple campeón de monopostos en la Argentina y logró el campeonato del TC 2000 en 1989. Acompañó a Menem desde sus inicios hasta sus últimos días. Recuerda que “en ningún momento Carlitos sacó a relucir que era el hijo del Presidente. Eran un pibe común. Se ganó un lugar por condiciones propias porque todo mundo te decía ‘che, pero va bien Carlitos Menem’. Y era así. En el rally se movió muy bien e iba rápido”.También hace hincapié en las bromas que en alguna oportunidad les hizo en un fin de semana de carrera: “Agarraba un pomito que era un medicamento que te dan para ir de cuerpo. Cuando desayunábamos vos te dabas cuenta y te lo metía en el café con leche. Un día se lo puso al Flaco Traverso y en uno de los primes (tramos de carrera) tuvo que parar porque no daba más, se re contra cagó encima (risas)”.
Con nostalgia confiesa que “a mi hijo, Lucas (también piloto) lo quería mucho y le hacía un montón de regalos, autos de colección u otros juguetes y se ponía a jugar con él, como si fuese un chico más”.También compartió el equipo internacional que armó en Italia en 1993 que también incluyó al Flaco Traverso. “Nosotros corrimos con los Lancia Delta y Carlitos estaba en una categoría de mayor potencia. Anduvo bien, logró una pole positions y un segundo puesto, pero lo suyo era el Rally. Un día le sacaron la pole en el último segundo y se calentó. Para la segunda carrera tenía asegurada la primera posición. En los boxes lo vio pasar al que justo le había arrebatado la clasificación. Quiso volver a pista y el equipo le insistió para que no salga. No les hizo caso, salió y se la pegó. Esto generó un problema con el equipo Top Run. También tenía mucho futuro en pista y su muerte fue justo cuando había encarado el equipo para correr en el TC 2000″.Su dedicación y el foco que tuvo en el deporte también le permitieron mantenerse en eje en su trayectoria. “Se dedicaba a este deporte al ciento por ciento. Hizo todo lo que estuvo a su alcance para estar entre los mejores. Tenía un futuro enorme. Pero lo que más me marcó fue su humildad porque todo el día trataba de aprender o ver que tenía que mejorar en rally. Había llegado a un nivel muy importante”.
El periodista Néstor Straimel supo “Era un muchacho normal y muy amiguero”, apunta y plantea que “dejaba lo que sea por la gente que lo acompañaba siempre. Una vez me contaron que estaba con un amigo en la Quinta de Olivos y este chico le dijo ‘no tengo más cigarrillos’. Carlitos le respondió ‘yo te voy a comprar’ y salió con el helicóptero a comprarle cigarrillos”.Y revela una historia particular: “La noche anterior a su muerte, yo salí del Automóvil Club Argentino (ACA) donde fui a buscar información y él estaba enfrente, en un bar que está ahí en la esquina. Se juntaba con amigos. Me acerqué a saludarlo y me dijo ‘che, tengo lugar mañana para ir con el helicóptero al TC 2000. Si querés te llevo’. Le dije que no, yo ni en pedo me subí a un helicóptero en mi vida...”
Carlos Menem hijo hizo su camino al andar en el automovilismo. Empezó desde abajo, trabajando en un taller cuando quizá podría haber pedido todo servido para subirse a un auto de carrera. Se formó, aprendió, se destacó y logró un total de 16 victorias en Rally: tres en el Mundial (Grupo N), dos en el Sudamericano, tres en el Nacional y ocho en Regional. Con su partida se fue un joven de solo 26 años, pero también se truncó una gran trayectoria.
Fuente: telam
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