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15/03/2025

Crisis de combustible en Bolivia: seis claves para entender el desabastecimiento que está llevando al país al borde del colapso

Fuente: telam

Desde hace más de un año que los bolivianos enfrentan periodos de escasez de diésel y gasolina. La situación empeoró la semana pasada cuando el Gobierno admitió que no puede cubrir la demanda por falta de dólares

>Las temporadas de escasez de combustible en Bolivia empezaron a ser cada vez más frecuentes y prolongadas en el último año. Hasta ahora, la administración del presidente Luis Arce había negado una crisis estructural y atribuía el suministro irregular a una diversidad de factores externos. Todos en el Gobierno manifestaban que la provisión estaba garantizada y que las filas extensas en los surtidores se debían a la sobre demanda, la especulación intencionada o alteraciones circunstanciales en la logística de distribución.

Bolivia pasó más de una década de bonanza gracias, principalmente, a los ingresos por la venta de hidrocarburos. A partir de 2014 hubo un descenso sostenido en la producción gasífera y en las exportaciones, con el que inició la debacle de la industria petrolera.

En ese marco, la dotación de combustibles se vio afectada no solo por la caída en la producción local sino también por la falta de dólares que dificulta la importación de diésel y gasolina.

El mercado interno de Bolivia depende en su mayoría de las importaciones de combustible. Según datos del Gobierno, el Estado compra el 86% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita para abastecer la demanda local, lo que explica por qué el desabastecimiento de diésel suele ser más agudo y prolongado.

Bolivia destinó 3.349 millones de dólares en 2024 para la importación y en esta gestión se presupuestaron 56 millones de dólares semanales, un monto que cada vez resulta más difícil de conseguir.

Adicionalmente, al gasto que representa la adquisición de carburantes, el Estado boliviano subvenciona este producto, es decir que lo vende a un precio menor que el de la compra. Desde 2005 que los precios están congelados y la situación se ha vuelto compleja para el presupuesto público debido a que tanto los costos como los volúmenes de importación han aumentado con el paso de los años.

En Bolivia el litro de gasolina y diésel se comercializa a un aproximado de 0,53 dólares cuando, según las estimaciones realizadas por el Gobierno a finales de noviembre, el precio tendría que ser más del doble y oscilar entre 1,20 y 1,25 dólares.

Después de varios meses negando la crisis estructural de combustibles y atribuyendo la escasez a situaciones circunstanciales, esta semana el ministro de Hidrocarburos, Alejandro Gallardo y el presidente de YPFB, Armin Dorgathen, admitieron en una conferencia de prensa que el problema de fondo es la En ese marco, el presidente Arce autorizó a la estatal petrolera comprar dólares y activos virtuales para costear la importación de combustibles, ante la “iliquidez transitoria” de divisas. En paralelo, dictó De igual forma, el presidente lamentó que la Asamblea Legislativa Plurinacional no apruebe créditos externos por más de 1.200 millones de dólares para varios proyectos y calificó el retraso como un “boicot” económico contra su gobierno. Los analistas sostienen que los créditos no son de libre disponibilidad y que, a pesar de que permitirían el ingreso de dólares, el monto alcanzaría solo para cubrir la demanda de unos cuantos meses por lo que no resuelve el problema de raíz.

Los anuncios de la semana agudizaron la crisis y aumentaron el malestar en la población. Las filas de vehículos frente a las estaciones de servicio son cada vez más extensas y generan caos vehicular en las principales ciudades especialmente durante las horas pico, los choferes reportan tiempos de espera que pueden ir desde cuatro horas a varios días en el caso del diésel.

De igual forma, ha surgido un mercado negro de combustible que se vende en carreteras y a través de redes sociales a un precio tres veces mayor. Entre las iniciativas para afrontar la crisis, surgió el negocio de algunos choferes que cobran por hacer la fila para abastecer los tanques y de vendedores de comida en los alrededores de las estaciones de servicio.

La crisis de combustible también afectó servicios clave en algunas ciudades como el transporte urbano y el recojo de basura.

Hasta ahora las autoridades han manifestado que están trabajando para resolver la escasez, pero no han explicado concretamente cómo ni cuánto tiempo más puede durar el desabastecimiento. Los sectores productivos e industriales reclaman una mayor dotación y algunos empresarios y políticos han sugerido realizar una cumbre para analizar este tema.

Fuente: telam

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