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15/03/2025

Cambio climático: cómo tienen que prepararse las ciudades de América Latina ante lluvias intensas más frecuentes

Fuente: telam

Investigaciones científicas subrayan la efectividad de las soluciones basadas en la naturaleza. Cómo podrían prevenir catástrofes y generar beneficios ambientales y sociales

>En abril del año pasado, se produjeron las peores El viernes 7 de marzo pasado, otro desastre por un temporal afectó a la ciudadSon solo 3 de los últimos Según un estudio publicado en la revista Ya hay pruebas de que el cambio climático inducido por actividades humanas está ocurriendo, y puede aumentar la frecuencia y la intensidad de los temporales, un factor que se suma a otros como las condiciones de vida, los problemas de infraestructura y el deterioro ambiental.

Un trabajo reciente tuvo en cuenta los desastres que ocurren en la región. Fue publicado en la revista International Journal of Disaster Risk Reduction. Sus autores son Simone Lucatello del Instituto de Investigación José María Luis Mora (CONACYT) en México, y Irasema Alcántara-Ayala, del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Destacaron que se debería dar un impulso mayor a las llamadas “soluciones basadas en la naturaleza” (SbN) como un camino para fortalecer la reducción del riesgo de desastres en América Latina y el Caribe.

Son medidas que trabajan con la naturaleza para abordar desafíos sociales y generan beneficios tanto para las personas como para el cuidado de la biodiversidad.

“Las aproximaciones tradicionales de ingeniería se han mostrado insuficientes, lo que lleva a la exploración de las SbN como una estrategia alternativa o complementaria”, escribieron los investigadores.

Las soluciones basadas en la naturaleza pueden aportar estos beneficios:

    Ya algunas soluciones han sido implementadas en la región. No solo son eficaces ante los desastres, sino que también implican múltiples beneficios, como la mejora del manejo del agua y la protección de la biodiversidad.

    Por ejemplo, la restauración del arrecife de coral en Quintana Roo, México, reduce inundaciones y protege contra daños causados por tormentas, mientras que los techos verdes y los sistemas de drenaje urbano favorecen la gestión de inundaciones en ciudades como San Pablo, Brasil.

    Los Objetivos de Desarrollo Sostenible fueron adoptados por las Naciones Unidas en 2015 como un llamamiento universal para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que para el año 2030 todas las personas disfruten de paz y prosperidad.

    “Desde el estudio publicado se destaca que la necesidad de que existe una mejor interrelación en la interfaz de investigación y políticas públicas. Al fortalecerla, será mucho más probable que las políticas públicas estén informadas por evidencia cientifica”, mencionó Palmeiro Silva.

    En diálogo con Infobae, el científico del Instituto de Biodiversidad Neotropical del Conicet en la Argentina, Edgardo Pero, resaltó que en la región se debería aumentar la superficie vegetal en las ciudades y alrededores porque “contribuye a la infiltración del agua, a la disminución de la carga de sedimentos de arrastre y a la disminución de la velocidad de la corriente del agua. Esas medidas se deben considerar especialmente en las áreas ribereñas, adyacentes a los cursos de agua”.

    En relación a Bahía Blanca y alrededores, la científica del Conicet y la Universidad Nacional del Sur, Paula Zapperi, contestó a Infobae: “Habría que ver cuáles son las soluciones basadas en la naturaleza más adecuadas para la zona. Seguramente a partir de todo lo que pasó recientemente las obras de ingeniería que se ejecuten van a estar acompañadas de la implementación de soluciones basadas en la naturaleza”.

    El estudio publicado en la revista Los investigadores buscaron abordar cómo una mayor cobertura verde urbana puede mitigar el impacto asociado con las lluvias extremas.

    Sin embargo, existía poca evidencia sobre sus beneficios en ciudades de ingresos medios y bajos, lo que motivó esta investigación.

    Los investigadores se basaron en datos satelitales combinados con métodos econométricos para 630 ciudades de Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México y Perú entre 2013 y 2021. Entre otros parámetros, midieron el verdor o la extensión de vegetación densa.

    Por eso, los autores concluyeron que la inversión en soluciones basadas en la naturaleza no solo mitiga impactos económicos, sino que contribuye a mejorar la resiliencia urbana frente al cambio climático y la urbanización creciente.

    Las opciones más obvias son “las políticas tradicionales de uso de suelo y/o zonificación que permiten regular directamente la creación de áreas verdes urbanas. Sin embargo, otras ciudades han usado herramientas más innovadoras como políticas fiscales e impuestos calibrados en base a las áreas verdes presentes en diferentes parcelas urbanas”, indicó.

    La idea de ese tipo de políticas “es que los agentes privados que impermeabilizan el suelo urbano mediante amplias zonas de estacionamiento exacerban la escorrentía y el riesgo de inundaciones urbanas y producen una externalidad negativa para el conjunto de la ciudad. Esta externalidad negativa es la que se busca corregir con este tipo de impuestos”.

    La limitación más fuerte para el fomento de las infraestructuras verdes no suele ser económica, sostuvo Van der Borght.

    Educar y concienciar sobre los beneficios de las infraestructuras verdes es esencial para favorecer su adopción Por otro lado, el experto recomendó, “las medidas destinadas a fomentar las infraestructuras verdes deben incorporarse a un conjunto más amplio de reformas destinadas a gestionar estratégicamente el suelo urbano para reducir el riesgo de inundaciones urbanas y adaptarse al cambio climático”.

    Fuente: telam

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