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21/10/2024

Las promesas fallidas pasan la cuenta a la izquierda latinoamericana

Fuente: telam

La corrupción, la delincuencia y el narcotráfico figuran entre las principales preocupaciones de todos los encuestados

>El temor a la delincuencia y promesas fallidas de reforma social están debilitando a líderes de izquierda de América Latina, y preparando el potencial retorno de gobiernos de derecha en la región.

La izquierda enfrenta una prueba crucial el próximo año, con elecciones en Ecuador, Bolivia y Chile, y en 2026, con votaciones en Brasil, Colombia y Perú. Independiente de los resultados individuales de los candidatos, la nueva encuesta LatAm Pulse de AtlasIntel y Bloomberg News muestra que los latinoamericanos simpatizan cada vez más con modelos económicos promercado. Es una tendencia que se acelerará si la terapia de choque aplicada por el libertario Javier Milei tiene éxito en Argentina.

“En toda la región, ¿dónde se ve un presidente de izquierda que tenga la reelección asegurada?” dijo Will Freeman, miembro de estudios sobre América Latina en el Consejo de Relaciones Exteriores. “No se me ocurre ni un solo lugar”.

Con un 40% y un 39% respectivamente, Petro y Boric tienen las tasas de aprobación más bajas entre los líderes de las mayores economías de América Latina, según la encuesta. La notable excepción es el brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, quien mantiene el respaldo de una escasa mayoría de la población a casi dos años de asumir. Claudia Sheinbaum, quien asumió en México este mes, está disfrutando de una luna de miel postelectoral.

La corrupción, la delincuencia y el narcotráfico figuran entre las principales preocupaciones de todos los encuestados. La delincuencia, en particular, se ha convertido en un gran problema en toda la región, lo que ha elevado la xenofobia. Muchos culpan a los inmigrantes del aumento de la violencia y la inseguridad, y ha desempeñado un papel cada vez más importante en las recientes elecciones locales. Líderes en toda la región ahora imitan las tácticas de mano dura contra el crimen del presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien solía referirse a sí mismo como el “dictador más cool del mundo”.

Políticas menos intervencionistas podrían ayudar a la región alcanzar mayor estabilidad económica y dar confianza a las empresas de que no sufrirán alzas de impuestos ni revisiones a sus contratos cuando asuman los próximos gobiernos. Eso también hará políticamente difícil implementar políticas populistas de expropiaciones y control de precios, como las que han diezmado la economía de Venezuela y han precipitado a Bolivia al desastre económico.

En Venezuela, la reelección de Nicolás Maduro, no reconocida en muchos países, tiene a sus aliados en Brasil y Colombia a la defensiva y les expone a críticas de que llevan a sus países en la misma dirección. La economía venezolana lleva años en crisis y casi el 80% de sus ciudadanos viven en la pobreza.

Aun así, no todos abrazan el modelo económico. Si bien más del 40% de los encuestados en cada uno de los cinco países analizados —Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México— coinciden con la idea de que los gobiernos deberían recortar el gasto en lugar de aumentar los impuestos, no hay consenso sobre privatizaciones, controles de precios o intervención estatal para proteger de la competencia a determinados sectores económicos.

El relativo éxito de Lula en apuntalar la economía de Brasil, y su popularidad, preparan el terreno para otras reñidas elecciones en 2026. Aunque su Partido de los Trabajadores eligió más alcaldes este mes que en 2020, los candidatos respaldados por el ex presidente Jair Bolsonaro tuvieron un desempeño aún más fuerte en detrimento de los partidos centristas, las principales víctimas de la polarización del país.

El modelo económico de Lula compite con el que se está aplicando en la vecina Argentina, donde el desenfadado Milei hizo campaña con la promesa de llevar una motosierra al gasto fiscal. La prueba para el libertario será si su popularidad sobrevivirá la recesión ya que más de la mitad de la población ahora vive por debajo del umbral de la pobreza. Milei no ha dado marcha atrás en su compromiso con un superávit fiscal, incluso cuando se trata de temas como la educación superior y la seguridad social. Recientemente, Milei vetó dos proyectos de ley, aprobados por amplios márgenes en el Congreso, que habrían aumentado el gasto, una hazaña extraordinaria en una Argentina propensa al déficit y a la crisis.

No hay presidentes liberales libertarios así que básicamente tuvieron que hacer muchas cosas mal para que yo esté acá”, bromeó Milei en una reciente conferencia empresarial en Buenos Aires.

“Cuando ustedes miran los depósitos en dólares verdaderamente lo que está pasando es estremecedor”, declaró Milei en el mismo acto.

En contraste con una izquierda dividida, la derecha, liderada por figuras como Milei y Bukele, organiza conferencias a lo largo y ancho del continente bajo el alero del Comité de Acción Política Conservadora, o CPAC, donde se codean con el ex presidente Donald Trump, a pesar de sus diferentes visiones sobre aranceles y comercio.

“Tenemos muchas fracturas en la izquierda. Al mismo tiempo, hay muchas diferencias entre Trump y Bolsonaro o Bukele y Milei, pero creo que están en una fase de aceptación de sus diferencias”, dijo Kalil. “Estas conferencias son importantes porque han ayudado a conectar a importantes actores y representantes de la derecha”.

Sin duda, la izquierda no está muerta. Sheinbaum obtuvo una rotunda victoria en México, luego que su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, erosionara la confianza empresarial en el país. En Ecuador, Daniel Noboa no ha logrado repetir el éxito de Bukele en la represión de la violencia de las bandas y corre el riesgo de perder la reelección a manos de un candidato de izquierda como resultado.

En Chile, Boric no puede volver a presentarse dado el límite de un mandato en el país, pero el éxito o la derrota de su coalición depende tanto de su propio historial como de quién presente la oposición. Si el rival está demasiado a la derecha, sus aliados podrían tener una oportunidad para mantener el poder.

“El péndulo político oscilará de un lado a otro a medida que la región busque soluciones para sus necesidades”, añadió Mouynes. “Nos enfrentamos a indicadores de desigualdad profundamente preocupantes que no mejoran”.

Fuente: telam

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