09/12/2025
Un revitalizado Mercado de Arte de Córdoba cerró el calendario de las ferias del país
Fuente: telam
Durante 4 días, el MAC reunió a más de 60 galerías y proyectos, con una puesta renovada que se enriqueció por la apertura hacia una diversidad de lenguajes artísticos
>Con una revitalizada edición del Mercado de Arte Contemporáneo Córdoba (Con el crecimiento de nuevas ferias en el resto del país, que tienen una identidad y una misión marcada, el MAC necesitaba un shock para recuperar el terreno perdido, a fin de cuentas hablamos de la segunda con más antigüedad, después de arteba.
Y en ese sentido, la reestructuración realizada bajo la curaduría de Sofía Torres Kosiba y Manuel Coll generó una bocanada de aire fresco, no solo desde lo estructural, la forma en que la feria se presentó, sino también al abrirse mucho más a propuestas que en ediciones pasadas no lograban ingresar.En ese sentido, el MAC experimentó un cambio significativo al trasladarse al Centro de Convenciones, un recinto de más de 18.900 metros cuadrados que permitió reunir a todos los espacios en una sola planta, generando así una circulación virtuosa entre las “constelaciones”, que hicieron las veces de secciones o núcleos.
Al unir a las galerías con recorrido nacional e internacional con otras incipientes y proyectos de artistas, el encuentro ofreció una plataforma inclusiva que integró tanto a históricas como a nuevas voces, enriqueciendo el diálogo y la diversidad. Otro punto a favor, en esto de buscar su identidad, fue la apertura a espacios que provenían de diferentes puntos de la provincia, más allá de las de la capital provincial.
La curadora Torres Kosiba, comentó a Infobae Cultura que “el 90% de los artistas no tienen galería que los represente”, por lo que en un evento como éste, organizado principalmente desde el Estado — desde la Secretaría de Fortalecimiento Vecinal, Cultura y Deportes de la Municipalidad de Córdoba, la Agencia Córdoba Cultura, Fundación Pro Arte Córdoba, la Universidad Provincial y la Nacional junto a Faro (Asociación Civil de Galerías de Córdoba)— resulta esencial que se piense no solo en la cuestión comercial, sino también en promover estructuras para el desarrollo en el tiempo de los principiantes. La posibilidad de mostrarse y, a su vez, sumar experiencias y prácticas que los lleven a una profesionalización, algo imprescindible en el mercado, es un gesto que debe ser sostenido, y que esta reversión del MAC cumplió con creces. Ojalá se sostenga.Fue interesante, además, escuchar en el Primer Encuentro de Ferias y Mercados de Arte Contemporáneo de Argentina que congregó a diferentes referentes de las ferias y asociaciones galerísticas del país, entre otros, exponer similitudes y desafíos, buscando maneras de consolidar el pequeño mercado nacional.
Por ejemplo, entre las acciones destacadas estuvieron “Sanatorio de árboles” de Yasmín Antún, donde había tanto una sala de árboles nativos que habían sido talados y se podía ver una resonancia magnética de su interior, y a los pacientes se los llevaba en silla de ruedas por los pasillos para que los visitantes pudieron oír, mediante un estetoscopio, la latencia de vida que aún resguardaban o “La tortu performer” de Daiana Rose, quien invitaba a bajar el ritmo de vida y apreciar el instante.
En “¿Alguien vive?” Soledad Sánchez Goldar lanzaba golpeteos sonoros al aire, que en código morse, enviaban un ‘mensaje hacia el Holocausto’ en Tierra Santa, en una acción que entraba en diálogo con la muestra ¿Dónde caen los olivos?, que la artista presenta en el Museo Caraffa en la que invita a “reflexionar sobre las relaciones de proximidad y distancia frente a la crueldad planificada de la guerra y sobre cómo activar mecanismos de duelo, memoria y resistencia”, explicó el curador Joaquín Barrera. Quien no pudo hacerlo fue Gustavo Mauro, ya que durante su “Posta de hidratación para la carrera del artista” fue confundida, por los guardias de seguridad, como un vendedor de bebidas y no lo dejaron realizarla. Y es que el MAC, en ese sentido, no fue un evento que se miraba el ombligo, sino que se abrió con activaciones en las galerías y museos de la provincia, generando diálogos y buscando traspasar sus propios muros, algo que, por suerte, es cada vez más usual en torno a las grandes ferias. Uno de los momentos más destacados fue el homenaje a María Rocha, fallecida en septiembre, quien llevaba adelante la galería Mantera, de La Banda, Santiago del Estero, y donde se presentó el altar colectivo “Hay amores que son para siempre”.“Renovamos de alguna manera ese contrato no firmado, para seguir sosteniendo este proyecto en honor a María, por todo lo que ella laburó, por todo lo que hizo en el campo del arte, por todo lo que hizo por los artistas para traernos a estos espacios, que de otra manera no hubiéramos llegado”, afirmó Nani Guantay.“María ha sido una persona muy importante para el MAC también, porque empezó siendo una artista que accedió a un stand, después ganó con su galería un premio, y este año había sido convocada como jurado. Así que, de alguna manera, que estemos aquí es un reconocimiento a ese trabajo que ha hecho”, dijo.
Lunch también enfatizó el carácter militante y plural del proyecto, señalando que se distingue “por acompañar luchas sociales y trabajar desde la autoría compleja, con una fuerte confianza entre los artistas y una construcción de territorio común a través de sus prácticas”.
Otro espacio interesante fue Zona Fronteriza, que reunía a la propuesta artística de tres proyectos misioneros: Museo de la Triple Frontera, Relatos Visuales y Rizomática. Según Nicolás Sosa, la intención era “armar una triada que trabajan sobre una poética de la frontera, sobre cómo es vivir, qué estéticas históricas y presentes hay”, con nombres como Santiago Krauze, Claudia Carabín, Zygmunt Kowalski, Horacio Flores o Sofía Arancibia, quienes con diferentes formatos ingresaron a “el paisaje, pero desde un lugar más abstracto” o la “idea de la ancestralidad, de pensar cómo es un lugar donde tiene raíces más paraguayas, guaraníes, afros” con mucha experimentación material, desde barro del río en esculturas o a otros materiales orgánico, como unas máscaras a las que les iban brotando hongos.
Isabela Dias da Silva intervino un muro con una montaña en pastel tiza rojiza que daba cuerpo a ese escenario, donde además se presentaban dibujos en lápiz de su serie raíces, que podían ser tanto una mirada cartográfica sobre lo profundo de la tierra, como brazos de ríos que se articulaban; Clara Manetti, con unas esculturas metálicas, pintadas con acrílico y esmalte, que jugaban con las formas curvas, como si los rayos, el viento -y por ende, el sonido- se materializaran, uniendo lo paisajístico con lo sensorial, mientras que Olivia Azpiazu, con su trabajo con lo urbano como centro, llegó con esculturas que remitían a las grandes antenas que se observan en los descampados, bolsas de cemento que parecían almohadas, que nos hablaban de lo sólido como espacio de transición en la vida, y también todo un trabajo figurativo con baldosas como elemento principal, sutiles y crudas a la vez.
En el espacio de la cordobesa galería Mina, en su segunda participación, Romina Calla propuso a los artistas presentarse con obras en pequeñísimo formato y, la apuesta, funcionó desde lo estético, como si fuera un gabinete de curiosidades al que había que acercarse y prestar atención para descubrir, y lo comercial.Y agregó: “Mi idea era cortar la brecha entre la galería y los entusiastas del arte’. Por ahí hay gente que viene a la feria y dice: ‘A mí me encanta, pero no puedo comprar’. Hay mucho público nuevo, clientes nuevos que nunca me habían comprado, y hasta inclusive, gente que se compró su primera obra y que está bueno porque es como el puntapié para empezar a armar una colección”, dijo sobre la propuesta que incluía a Ana Kayen, Pablo Curutchet, Cintia Arias, Florencia Walter y Ana Poulsen.
En Argüello y Bouchet, del pueblo Agua de Oro, Mariana Guagliano mostró una serie de delicados bordados centrados en mujeres de la historia, realizados con la técnica Lunéville, que estudió en Francia. “Es una técnica medieval, que se emplea en la alta costura y se aprende en Le Sage”, que surgió a partir de la escritura de El libro de la inspiración, donde reconstruyó la historia de 17 mujeres, entre ellas, su abuela, quien la inició en la técnica, a quien definió como “el ancla”.En lo que respecta a la apropiación artística de la historia, a partir de miradas originales, se destaban Ale Gomara (Gabelich Contemporáneo) y Alexandro Poggi (Andamio Studio).
Por su parte, el pampeano Poggi introdujo la figura de Arbolito, Nicasio Maciel, un jefe ranquel aliado la causa federal de Rosas, quien dio muerte al alemán “Trabajo mucho con la memoria, hago mucho hincapié en mi pueblo. Estas historias las mamamos desde chicos, en la escuela, y sentía la necesidad de ingresar desde la perspectiva heróica y no de la historia oficial, rescatar esas cosas que por ahí quedan como medias sueltas o que se le escapan a estos relatos más pomposos, más románticos, y hacerlo desde la ilustración, más iconográfico también”, dijo sobre una serie de dibujos en técnicas poco convencionales, como el uso de papel de calcar blanco y grafito sobre mdf.
Finalmente, entre las distinciones, el Premio Adquisición Ciudad de Córdoba fue otorgado a Verónica Moreira por las obras “Cerdo en tajadas” y “Torta ilusión”, que pasarán a formar parte del acervo del Museo Genaro Pérez, mientras que en el ámbito provincial, la Agencia Córdoba Cultura distinguió a Sergio Scurti por la obra “¿Cómo construir el pasado? XV” y a Martina Zorzón con la adquisición de “S/T”, “Un escondite” y “Silvina Ocampo”, sumando nuevas piezas a la colección patrimonial de la provinciaEl sector privado tuvo una presencia destacada a través de los Mecenas Mercuriales. El premio impulsado por Paclín fue para María Chávez con la obra “Ausente” de la Galería Wonda, mientras que Econovo eligió “Huecos” de Noelia Farías de Xul Gallery. La Cámara Metalúrgica de Córdoba reconoció a Julieta Marasas por “Fuego II y Red Nébula” de Galería Nilo – Galpón de Arte, y Nueva Trama sumó al Museo Metropolitano de Arte Urbano una obra de la serie “Color Piel” de Juan Martín Juares de Galería Mini Contemporáneo.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!



