07/12/2025
Charlie López desvela los secretos detrás de las supersticiones y costumbres cotidianas
Fuente: telam
“Todo tiene su historia” investiga y refleja el origen de creencias populares, desde el mal de ojo hasta el brindis, mostrando cómo influyen en la vida y la identidad de las personas
>El escritor e historiador Charlie López presenta en su nuevo libro Todo tiene su historia una mirada sobre el trasfondo de las costumbres y objetos cotidianos que conforman la vida diaria del ser humano. La obra propone un recorrido por el origen de creencias y tradiciones populares, explorando cómo estas han influido en la identidad y el comportamiento social desde los inicios del homo sapiens.
El libro también indaga en la historia de celebraciones y rituales, como los cumpleaños con o sin torta, las bodas con anillos y padrinos, y el papel de las flores en los funerales. En cuanto a los objetos cotidianos, López revela el origen del tenedor, el inodoro y la relación de la reina Victoria con este último, así como la imposición de los tacos altos por parte de un monarca francés de baja estatura.
¿Sin patas y con golpes?
La más reciente de las teorías —aun así, muy antigua— relaciona esta superstición con la madera de la cruz en la que Jesús fue crucificado y a la que se le atribuían poderes mágicos. Quienes tocaban aunque más no fuera una astilla de esos maderos y luego, pasados los años, cualquier trozo de madera al que asociaran con la cruz, se aseguraban una salvaguarda contra todo tipo de males, a la vez que se encomendaban a los beneficios de la buena suerte.
Siempre el izquierdo
A estas personas, en general injustamente marginadas, no se las menciona más que por un apodo o se refieren a él o ella como el o la innombrable. De acuerdo con las creencias populares, esta seña —relacionada con la energía y la vitalidad, equivalente a la antigua práctica de “tocar madera”— evita que algo grave ocurra después de ver, hablar o mencionar a los marginados con estos rótulos.
Aun así, en la actualidad, para muchos solo se trata de gestos humorísticos que, por las dudas, siempre tienen presentes.
Una de las supersticiones más difundidas en el mundo occidental advierte sobre los peligros de sentar 13 comensales a la mesa. Su origen se remonta a la era precristiana, más específicamente a la mitología nórdica. Cuenta una de sus leyendas que Loki, dios del engaño, la travesura y el caos, se hizo presente en un banquete al que habían sido invitados doce dioses lo que desató una lucha para expulsarlo en la que Balder, dios de la luz, la sabiduría y la pureza, murió.Este relato se difundió por toda Europa y, ya en la era cristiana, se consolidó cuando se lo comenzó a relacionar con la Última Cena en la que Cristo y sus doce apóstoles también sumaban 13 a la mesa. En esas circunstancias, dictaba la creencia, uno de ellos —para muchos el más joven, para otros el primero en levantarse— habría de morir en el plazo de un año. Cristo fue crucificado al día siguiente.A ello se le sumó, entre otros factores, el hecho de que el capítulo trece del Apocalipsis estuviese dedicado al Anticristo y a la Bestia, y a la existencia de 13 espíritus malignos enumerados por la Cábala Judía.Para evitar la mala suerte, los supersticiosos suelen agregar un nuevo invitado, dividir a los comensales en dos grupos o poner la mesa para 14 personas y sentar un muñeco de peluche en la decimocuarta silla.Uno cada diez milLa razón principal por la que los druidas —sacerdotes y sabios de las culturas celtas que habitaban lo que hoy es Gran Bretaña, Irlanda, parte de España y el norte de Francia— consideraban al trébol de cuatro hojas sagrado, era por su rareza dado que solo uno de cada diez mil tréboles, aproximadamente, germina con cuatro hojas.En la cultura irlandesa, cada una de las hojas tiene un significado particular: una representa la esperanza; otra, el amor; otra, la fe, y la cuarta, la suerte.
No la maten
Los hombres de campo la consideran una señal de buen tiempo y un símbolo de protección, pues las vaquitas de San Antonio son depredadores naturales de plagas que dañan los cultivos (por ejemplo, el pulgón). Desde tiempo atrás, los agricultores observaron que las cosechas eran mejores en los lugares donde se encontraban estas “vaquitas”. De ahí que, en la Edad Media, los cristianos, le pidiesen a la Virgen María que se las enviara para salvar sus cultivos.
Su hermoso color rojo con puntos negros y su inocuidad, dado que no pican ni hacen daño a los humanos, contribuyeron a que se las considere seres amigables y protectores.
Fuente: telam
En la cultura irlandesa, cada una de las hojas tiene un significado particular: una representa la esperanza; otra, el amor; otra, la fe, y la cuarta, la suerte.
No la maten
Los hombres de campo la consideran una señal de buen tiempo y un símbolo de protección, pues las vaquitas de San Antonio son depredadores naturales de plagas que dañan los cultivos (por ejemplo, el pulgón). Desde tiempo atrás, los agricultores observaron que las cosechas eran mejores en los lugares donde se encontraban estas “vaquitas”. De ahí que, en la Edad Media, los cristianos, le pidiesen a la Virgen María que se las enviara para salvar sus cultivos.
Su hermoso color rojo con puntos negros y su inocuidad, dado que no pican ni hacen daño a los humanos, contribuyeron a que se las considere seres amigables y protectores.
Fuente: telam
Compartir
Comentarios
Aun no hay comentarios, sé el primero en escribir uno!



