22/07/2025
La mañana que Eduardo Duhalde salió a pescar tiburones en Pinamar, la lancha naufragó y fue rescatado en helicóptero

Fuente: telam
Ocurrió en diciembre del 2000. En altamar, empezó a soplar una sudestada, el motor y la radio de la lancha dejaron de funcionar y los responsables de la embarcación tampoco llevaban teléfonos celulares. Cuando ya se preparaban para pasar la noche atados en el bote fueron rescatados por un helicóptero de la Prefectura
>“La situación era caótica y en determinado momento pensé lo peor, que nos ahogábamos todos”, reflexionaba Eduardo Duhalde durante la charla que mantuvo con este periodista aquel 20 de diciembre de 2000 en su casa de la calle Burriquetas en Pinamar, un día después de que su vida, la de su hijo Tomás de entonces diecisiete años, la de un amigo y la de otros tres tripulantes que lo acompañaban en una embarcación corrieran peligro.
Lo primero que advirtieron fue que el motor se plantó y dejó de funcionar. Trataron de volver a encenderlo varias veces y no lo lograron. Duhalde le sugirió a las personas responsables de la embarcación que dieran aviso por radio pero el equipo tampoco andaba. El argumento fue que se había empapado a causa del movimiento constante que producía el fuerte viento que se había generado a partir del cambio del clima. Tampoco los contratados habían llevado teléfonos celulares, lo que delataba lo improvisados e irresponsables que fueron. La situación ya era de alarma porque estaban a unos cuatro o cinco kilómetros de la costa y las olas alcanzaban los cuatro metros de altura. Estuvieron seis horas luchando entre todos para intentar volver a la costa, pero el gran esfuerzo que hicieron fue en vano. Hasta que el ex gobernador le dijo a Abel Morán, uno de sus grandes amigos que estaba a su lado sacando como podía el agua que se estaba acumulando en la lancha, que iba a cortar la soga del ancla para atar a su hijo al bote para que no corriera riesgos de salir despedido.
Eduardo Duhalde así recordó esos momentos en los que se vio obligado a tomar decisiones en instantes críticos: “Y a continuación nos íbamos a atar todos para poder resistir los embates de las olas y quizás poder pasar la noche ya que el viento no soplaba hacia la playa, sino todo lo contrario. Cada minuto que pasaba estábamos más lejos de la costa de Pinamar. Así era el panorama, intentábamos mantener la calma pero la situación se presentaba cada vez más grave”. Ya había vivido varios momentos críticos en el mar pese a su vasta experiencia como guardavidas desde su juventud. Cumpliendo esa tarea en una pileta de San Vicente conoció a Hilda Chiche Duhalde y se enamoraron. En la charla contó que una tarde cuando estaba de vacaciones en Brasil durante el verano del año 98 entró al agua porque estaba calma como si fuera la de una piscina de un hotel: “Y apenas unos metros adentro una corriente me arrastró hacia el fondo del mar tan profundo que pensé que no volvía más”, confesó. Cuando pudo salir de semejante momento y volvió a pisar la arena, recién advirtió la bandera roja de “mar peligroso” que habían colocado sus colegas. “Ahora me acuerdo que en Pinamar en el año 96 se nos dio vuelta el bote. Otra vez que nos pasó algo parecido y la pasé feo ocurrió dos años más tarde en Chapadmalal, donde también estaba con mi hijo Tomás”, describió Duhalde.Chiche Duhalde dio aviso a Prefectura de Pinamar y se armó un operativo de búsqueda a eso de las 16.30 horas que recorrió en helicóptero desde Villa Gesell a San Clemente. A las dos horas desde el aparato del destacamento Mar del Plata divisaron el bote que se encontraba a la deriva y había empezado a hundirse a unos 6,5 kilómetros al sur del faro de Punta Médanos, aproximadamente algo más de 20 kilómetros en dirección nordeste de donde habían salido.
El rescate con sogas, camillas y arneses duró unos treinta minutos, pero no fue sencillo porque soplaban vientos que superaban los 60 kilómetros por hora. Ya en su casa Eduardo Duhalde reconoció que el susto fue grande, quizás el mayor que padeció en el mar. Pero al otro día ya estaba programando una nueva excursión de pesca que se concretó dos semanas después a la que se sumaron varios de sus íntimos amigos, José Luis La Gioiosa, más conocido por todo Pinamar como “El Oveja”, Martín Lema, “Pico” Fransante, y uno de los mellizos, Gustavo Barros Schelotto, que veraneaba en la zona.El resultado de aquella excursión fue más diversión que pesca. Todos se dieron un chapuzón en el mar que lucía planchado. Se divirtieron con las anécdotas del propio Duhalde, sus amigos y el mellizo Gustavo. Pero trajeron apenas algunos cazones chicos y unas corvinas roncadoras, que el anfitrión asó esa noche a la parrilla para sus arriesgados compañeros.
Fuente: telam
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