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19/07/2025

Cómo el régimen de China utiliza el agua como arma en el conflicto entre India y Pakistán

Fuente: telam

Beijing aumenta su influencia en la disputa por el agua del Indo, respaldando a Islamabad, lo que eleva la tensión regional y preocupa a Nueva Delhi

>Durante 65 años, el Tratado de las Aguas del Indo ha permitido a los dos rivales del sur de Asia compartir el acceso y el uso de la cuenca del Indo, una vasta zona cubierta por el río Indo y sus afluentes que también se extiende hasta Afganistán y China.

La última provocación que amenazó el tratado fue un ataque terrorista en el territorio de la Unión India de Jammu y Cachemira el 22 de abril de 2025. En respuesta a ese ataque, que India atribuyó a Pakistán y que precipitó un enfrentamiento de cuatro días, Nueva Delhi suspendió temporalmente el tratado.

En medio de la disputa sobre el futuro del tratado, Pakistán ha recurrido a China en busca de apoyo diplomático y estratégico. Dicho apoyo quedó patente durante el conflicto que se produjo tras el ataque terrorista de abril, en el que Pakistán empleó aviones de combate y otro equipo militar de fabricación china contra su vecino.

Entonces, ¿por qué se está involucrando China? En parte, esto refleja la sólida relación entre Pakistán y China, desarrollada a lo largo de seis décadas.

Pero, como experto en política hidráulica, creo que la participación de Pekín suscita preocupación: China no es un observador neutral en la disputa. Más bien, Pekín alberga desde hace tiempo el deseo de aumentar su influencia en la región y contrarrestar a la India, considerada desde hace tiempo como un rival. Dada la relación a veces tensa entre China y la India —los dos países entraron en guerra en 1962 y siguen manteniendo esporádicos enfrentamientos fronterizos—, en Nueva Delhi existe la preocupación de que Pekín pueda responder alterando el caudal de los ríos de su territorio que desembocan en la India.

El Tratado de las Aguas del Indo ya ha soportado tres conflictos armados entre Pakistán y la India, y hasta hace poco servía de ejemplo de cómo forjar un acuerdo bilateral satisfactorio entre dos vecinos rivales.

Según los términos iniciales del tratado, que ambos países firmaron en 1960, se concedió a la India el control sobre tres ríos orientales que comparten ambos países —el Ravi, el Beas y el Satluj— con un caudal medio anual de 40 400 millones de metros cúbicos. Por su parte, a Pakistán se le concedió el acceso a casi 167 200 millones de metros cúbicos de agua de los ríos occidentales: el Indo, el Jhelum y el Chenab.

Para Pakistán, los términos de la división del Tratado de las Aguas del Indo son dolorosos porque concretaron disputas territoriales sin resolver relacionadas con la partición de la India en 1947. En particular, la división de los ríos se enmarca en el contexto político más amplio de Cachemira. Los tres ríos principales —el Indo, el Jhelum y el Chenab— atraviesan Jammu y Cachemira, administrados por la India, antes de entrar en la parte occidental de la región de Cachemira, controlada por Pakistán.

Pero la inestabilidad de la región de Cachemira —las disputas en torno a la Línea de Control que separa las zonas controladas por la India y Pakistán son habituales— pone de relieve la vulnerabilidad hídrica de Pakistán.

Esto también ayuda a explicar el deseo de Pakistán de desarrollar la energía hidroeléctrica en los ríos que controla. Una quinta parte de la electricidad de Pakistán proviene de la energía hidroeléctrica, y casi 21 centrales hidroeléctricas se encuentran en la región de la cuenca del Indo.

Dado que la economía de Pakistán depende en gran medida de la agricultura y del agua necesaria para mantener las tierras agrícolas, el destino del Tratado de las Aguas del Indo es de suma importancia para los líderes pakistaníes.

China proporciona conocimientos técnicos y apoyo financiero a Pakistán para numerosos proyectos hidroeléctricos en Pakistán, entre ellos la presa Diamer Bhasha y el proyecto hidroeléctrico Kohala. Estos proyectos desempeñan un papel importante a la hora de satisfacer las necesidades energéticas de Pakistán y han sido un aspecto clave de la relación transfronteriza entre ambos países en materia de agua.

Debido a su rivalidad con la India y a su deseo de colaborar simultáneamente con Pakistán en numerosas cuestiones, China se considera cada vez más parte interesada en el Tratado de las Aguas del Indo. Los medios de comunicación chinos han presentado a la India como el agresor en la disputa, advirtiendo del peligro de utilizar “el agua como arma” y señalando que el nacimiento del río Indo se encuentra en la región occidental del Tíbet, en China.

Y en respuesta a la suspensión del tratado por parte de la India, China anunció que aceleraría los trabajos del importante proyecto hidroeléctrico de Mohmand, en el afluente del río Indo en Pakistán.

El proyecto de la cascada del Indo, en el marco de la iniciativa del Corredor Económico China-Pakistán, por ejemplo, promete proporcionar una capacidad acumulada de generación hidroeléctrica de alrededor de 22 000 megavatios. Sin embargo, el hecho de que el proyecto se haya iniciado en Gilgit-Baltistán, una zona en disputa en la Cachemira controlada por Pakistán, pone de relieve la delicadeza de la situación.

Por ello, la alineación de los intereses de China y Pakistán en el desarrollo de proyectos hidroeléctricos puede suponer un nuevo desafío para la estabilidad de los acuerdos de reparto de agua en el sur de Asia, especialmente en la cuenca del Indo. Recientemente, el ministro principal del estado indio de Arunachal Pradesh, que limita con China, advirtió de que los proyectos hidroeléctricos de Pekín en la región occidental del Tíbet equivalen a una «bomba de agua» a punto de estallar.

Artículo publicado originalmente en The Conversation

Fuente: telam

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